Colombia es un país que cuenta con la dicha de ser multicultural, cosa que no todos pueden decir, pero si hay algo que hace aun mejor a nuestro territorio es la variedad de comida. Muchos de los turistas vienen con ansias de probar nuestros platos, descubrir nuevos sabores y sazones. El problema que encuentro es que nosotros mismos no valoramos nuestra variedad de alimentos. el colombiano de por si, está en una lucha por cual es la región que más trabaja, la de mejor linaje, la más bonita, cualquier cosa que genere debate entre uno mismo.
La comida no se queda atrás, aun sabiendo lo importante que es para nuestro día a día, nos damos el lujo de despreciarla porque no es de nuestro agrado. Abelardo de la Espriella, uno de los abogados más famosos que tenemos, en una entrevista criticó platos como al ajiaco sin conocer el contexto, el cual es necesario saber ya que el campesino necesitaba mucha energía para continuar sus tareas diarias, por eso se cargaba de carbohidratos y proteínas sus platos, algo que prevalece hasta el sol de hoy.
La changua es otro de los platos que más genera animadversión, un error que debemos dejar de cometer puesto que las personas no tienen los recursos de económicos necesarios para hacer una comida pueden salir de apuros preparándola. Comer aunque es una necesidad, también es un lujo puesto que muchas personas comen una o dos veces al día, algo que quizá nosotros si hacemos por eso podemos llegar a despreciar comida, eso a manera de reflexión.
¿Por qué si los turistas vienen muchas veces a probar nuestros diversos tipos de comidas, quedan encantados, incluso muchos con ganas de probar todos los platos de nuestros regiones, nosotros no podemos hacer eso? ya es hora de dejar el regionalismo y amarnos más, somos más ricos de lo que creemos.
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